Se conmemoran 197 años de historia de la
Batalla de Higos Urco, por la cual Chachapoyas ganó el título de fidelísima
ciudad, debido a la entrega de peruanos y peruanas valientes, los cuales
realizaron grandes hazañas y nos regalaron la victoria, pero también nos
dejaron una gran enseñanza que las mujeres no son el sexo débil.
Se organizó un ejército de amazonenses, entre
los que participaron jalquinos, chachapoyanos, luyanos, entre otros, los cuales
junto con mujeres aguerridas que acompañaron a luchar con el afán de velar por
sus seres queridos, dejaron sus corazones en la batalla, derramando sudor y
sangre para ganar honor, dar fuertes gritos de victoria y demostrar lealtad a
su tierra amada.
Cuando en Chachapoyas se dio el grito
libertario de la independencia de la Amazonía Peruana, la participación de la
mujer fue trascendental. Matiaza Rimachi, una mujer con coraje, con hambre de
libertad fue el motivo de participación femenina y aliento de sus compatriotas
para vencer al enemigo en el recio combate. Las tropas enemigas corrieron al
escuchar nuestra celebración triunfante, de ese modo los españoles fueron
derrotados con inteligencia, valentía, fuerza y el sublime amor que la
población tenía por su territorio.
La población Chachapoyana cada 6 de junio
demuestra su profundo sentimiento patriótico de diversas maneras. Luis Miguel
Portilla Tuesta, un joven con 32 años de edad, engalana este suceso a través
del arte. Tras varios años de estudio acerca de la Batalla de Higos Urco nos
ilustra con su pintura, la cual tiene el fin de mostrar la identidad, reflejar
parte de nuestras raíces a través de los personajes. La pintura se basa en la
mujer como guerrera, quien muchas veces
ha sido postergada, minimizada por el machismo desde inicios de nuestra
historia, por lo que trazó con sus finos pinceles una Matiaza Rimachi joven,
que no pasa de los 30 años, que representa la hermosura y coraje de la mujer
amazonense.
El cuadro es una composición simétrica que
demuestra un después de la batalla donde Matiaza como líder se gana la posición central
del cuadro, pisando en signo de gloria la bandera española, lo cual significa
triunfo. Matiaza nos apunta diciéndonos que es un nuevo comienzo, una lucha que
debe ser más valorada, cultivar nuestras costumbres, para que no solo nos
pongamos la mano en el pecho una vez al año, sino más bien revalorar. Éste personaje
usa una trenza, la cual es autóctona de las momias chachapoyanas. La vestimenta
de los personajes son típicos; como las polleras, fajas, paño de manos y la
pañueleta, trajes que son típicos de los pobladores de la Jalca, Santo Tomás,
Huancas y Chachapoyas. Los caballos
representan a la fuerza, la libertad y también representan una imagen de
movimiento, vigor y regocijo. En el primer plano del cuadro se puede observar
heridos, gente muerta, que son caídos de la batalla. También hay elementos
llamativos como el tambor, que es típico de los músicos de la Jalca y Santo
Tomás, que usan para sus cultivos y festividades. Podemos observar también un
cañón destrozado ya que la historia nos cuenta que gracias a un jalquino que lo
usó salimos victoriosos. Y en lo alto está flameando la antigua bandera del
Perú con aires de satisfacción y gloria.
La pintura con la que nos deleita este joven
artista algún día estara en el museo regional. Si analizamos cada detalle del
cuadro nos va a enseñar a cerca de
nuestra historia, reconoceremos que los errores del pasado ya no podemos
cometerlos en el presente y de ese modo
tendremos un futuro mejor, pero también nos deja una gran enseñanza a cerca del
valor de la mujer que a pesar de ser una flor delicada, en el momento que
siente el peligro muestra sus espinas y las usa sin compasión demostrando que somos
amazonenses de corazón.
Debemos conocer lo nuestro, revalorar nuestro
legado cultural. Esperemos que al trascurrir de los años, la Batalla de Higos
Urco siga siendo motivo de alegría y honor. La población tengan en mente
presente de lo que Luis dice: “Hay que abrazarnos con nuestras raíces para poder
sobrevivir en el sistema.”
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