Tener una familia, es un
sueño de la mayoría de las parejas en todo el mundo, ya que es el componente
fundamental de toda sociedad, los padres adquirirán habilidades y valores que
les ayudarán a superarse y enseñar estos principios a sus descendientes al
momento de conformar su propia familia, con el fin de proyectarse y
desarrollarse. Los hijos son la alegría del hogar y verlos cada día crecer con
un cimiento sólido es satisfactorio. Actualmente se pueden ver familias
conformadas por un padre y una madre, también encontramos a dos varones
cumpliendo uno el rol de padre y otro de madre, o dos mujeres asumiendo estos
roles, es ahí donde surge la interrogante ¿podrán todas las parejas
necesariamente tener hijos?
Con el tiempo, la sociedad
ha ido evolucionando y el concepto de familia ha dado un giro de 360 grados, ya
no solo están las familias tradicionales, ahora también se han insertado las
parejas con diferentes orientaciones sexuales, que por cierto, poseen también
los mismos derechos y deberes que cualquier persona y por ende merecen que las
tratemos con respeto y seamos tolerantes con ellos. Los niños siempre han sido
los grandes protagonistas de la situación puesta de manifiesto en la
interrogante planteada, porque el bienestar de ellos es muchísimo más
importante que el matrimonio o la unión civil. Supondría el inicio de un
auténtico cambio cultural, debido a que miembros de una generación se formarían
con una mente liberal desde pequeños, en hogares homosexuales.
El proceso de adopción
de un hijo, siempre ha sido complicado debido a que existen personas aptas e
ineptas para ser padres, para una pareja heterosexual que talvez no puede
procrear es arduo el proceso de adopción y para una pareja homosexual quizás
sea aún más dificultoso. La adopción homoparental está legalizada en 16 países,
entre ellos Dinamarca, España, Israel, el Reino Unido, Alemania, Finlandia,
Francia; también, está permitida en ciertos territorios de Australia, algunos
estados de Estados Unidos y en la capital mexicana es legal la adopción de un
hijo. Pero una cosa es la ley y otra la realidad.
Aunque muchos están en
desacuerdo, una gran parte de los ciudadanos también ven con buenos ojos la
aprobación, por parte de la Corte Constitucional, de la adopción de niños y
adolescentes en parejas del mismo sexo siendo este, un proceso al que se le
debe hacer un seguimiento cauteloso por el bienestar de los pequeños.
La Iglesia católica no
está en contra de las uniones entre personas del mismo sexo ni de que la ley
ampare sus derechos, pero pide que estos enlaces no sean igualados al
matrimonio, conformado entre un hombre y una mujer, puesto que no tiene por qué
atentarse contra un modelo reconocido histórica y jurídicamente, afirma la
Conferencia del Episcopado Mexicano. “En hogares en los que habita un adulto
homosexual, los niños tienen más probabilidades de experimentar estrés y
perjuicios asociados al abuso sexual por parte de un adulto homosexual. Por
otro lado, existen más probabilidades de que el homosexual perpetúe un abuso
sexual que una figura parental heterosexual”, dice La Sabana. Pero el ICBF,
sostiene que “no existe relación entre ser homosexual y pedófilo. El Instituto
asegura que las parejas homosexuales son más propensas a inculcar valores como
el respeto y tolerancia.
Las personas que están
en contra, usan en argumento que la crianza por progenitores homosexuales es
más estresante para los niños, ya que sus hijos tienen una incidencia mayor de
trastornos depresivos y una mayor incidencia de ideación suicida, debido al bullying
que reciben por parte de personas homofóbicas, se estableció en diferentes
estudios que si sus hijos recibirían ayuda psicológica o los educaban desde muy
pequeños en asertividad y en el margen del respeto, superaban ésta
discriminación sin que ello les provocara un problema psicológico o social.
En mi opinión, no solo se trata de analizar y reflexionar sobre el derecho de los homosexuales de adoptar hijos, sino principalmente sobre el derecho de los niños a tener familia, un hogar, donde puedan sentirse amados, protegidos y también reciban una calidad de vida. Es menester que dejemos de lado los prejuicios, tengamos tolerancia y no menospreciemos las habilidades que poseen los gays y lesbianas para la educación de los niños, dejemos de pensar que la homosexualidad es una enfermedad y tengamos un pensamiento liberal en pleno siglo XXI.
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