¿Sabía usted que de cada
10 mujeres de Chachapoyas 7 son maltratadas por sus parejas? Así lo revela la
investigación realizada por el centro de emergencia mujer, lo cual nos dice que en su mayoría de veces la mujer
se convierte en la sumisa de estos individuos queriendo apañarles sin darse
cuenta el daño que las están haciendo. Es de ahí que nace la interrogante ¿a
dónde van cada una de ellas?, ¿por qué van desapareciendo? o ¿es que acaso no saben que a una mujer no
se le debe tocar ni con el pétalo de una rosa?
Existen estas y
muchas preguntas más que queremos dar respuesta a pesar de que vivimos en una
sociedad machista, donde la violencia a las esposas, convivientes, madres e
hijas se ha convertido en el pan de cada día,
la cual nos condena a ser esclavas del hogar. ¡Ni pienses que saldrás
así vestida!, ¡estás muy gorda!, ¡nadie te dio permiso para hablar con él!, ¡si
te veo con él te mato! Esas expresiones y otras más son las que usan los
supuestos: “machos alfa”, “jefes de la casa” que sólo buscan menospreciar y
poner por los suelos a las mujeres, maltratándolas física o psicológicamente;
llevándolas en muchos casos al fin del camino: la muerte, sin recordar que
ellos no estarían en el mundo si no les hubiese dado a luz una mujer; son
“cavernícolas” que piensan que aún no se ha desarrollado la comunicación y sin
golpes no podemos entendernos, ¿pero qué podemos esperar de éstos sujetos? Ya
que si no se aman ellos mismos tampoco amarán a alguien más.
Este desorden social
hizo que 92 mujeres maltratadas en su hogar sean atendidas en el presente año,
2017, pero eso no quiere decir que no existan más casos, debido a que ellas no
hacen la respectiva denuncia porque se sienten atemorizadas, carecen de valor y
coraje para quitarse la venda de los ojos y darse cuenta de la triste realidad
en la que están sometidas. ¿Pero qué perfil se esconde tras el agresor? Según
la socióloga Liry Canta Ventura, promotora del Centro Emergencia Mujer del Programa
Nacional Contra la Violencia Familiar y Sexual del Ministerio de la Mujer y Poblaciones
Vulnerables nos dice que las personas que violentan a las mujeres en el hogar son varones que fueron criados por mujeres
machistas las cuales les enseñaron que solamente la mujer tiene que hacer las
tareas del hogar y ella tiene que asumir el rol de lavandera, cocinera,
dedicarse a la limpieza del hogar y pese a ello tiene que salir a trabajar y
contribuir a la economía del hogar por ende ese machismo hace que estos varones
se cieguen ante la posibilidad de la igualdad de género e igualdad de
oportunidades. Es por ello que les hace personas incapaces de levantar una
taza, servirse un café o agarrar una escoba y si la mujer no lo hace es un
pretexto para propinarle una buena golpiza. Esto también se debe a consecuencia
de la educación equivocada que les inculcaron los padres porque fueron varones
maltratados con palabras soeces, porque siempre vieron violencia entre sus
padres, de ahí que justifican ser mano suelta y el ser abusivos frente a las
tareas incumplidas de las mujeres.
A ésta problemática
que nos enfrentamos hoy en día en la Fidelísima ciudad de Chachapoyas se suman
las opiniones de la iglesia católica, la cual menciona que La violencia contra cualquier persona es
contraria al mensaje de Jesús: "Este mandamiento nuevo les doy: que se
amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben
amarse los unos a los otros" (Jn 13:34). La violencia destruye la
autoestima de una persona sistemáticamente, cuando existe violencia contra la
mujer, se están violando los principios básicos cristianos: dignidad, igualdad,
solidaridad, respeto y paz. El Santo Padre Francisco señala "La
paz empieza en casa. ¡Entre nosotros! Después se extiende a toda la humanidad…
¡pero debe comenzar en casa!”.
Para erradicar la
violencia a la mujer en el hogar el centro emergencia mujer y la iglesia
católica están contribuyendo con diversas actividades donde la primera a través
de juegos lúdicos viene enseñando a los varones y mujeres a tener dignidad y
paciencia; mientras la iglesia católica ayuda a que las familias se constituyan
teniendo como principio y fin de la vida a Dios, transmitiendo al regalo más
grande: los hijos, una educación en un ambiente de amor y paz.
A estas actividades
de promoción y prevención se suma la estrategia “sin violencia se marca la
diferencia” que se viene desarrollando en la Universidad Nacional “Toribio
Rodríguez de Mendoza” donde existe cuatro grupos focalizados a los que se están
capacitando hace ya cuatro años sobre la prevención de la violencia familiar
desde la etapa de enamoramiento y noviazgo, para que el varón que ha sido
creado con enfoque machista pueda persuadirse y comience a creer y practicar la
equidad de género.
Si alguna persona
está pasando por esta situación, ayúdela para que hable con alguien en quien
confíe, como un párroco, un asesor familiar o psicólogo, para que acuda a las
autoridades y denuncie los hechos. Ya no debemos seguir callando más, las
mujeres somos como una delicada rosa y si no nos dan un buen trato nuestros
pétalos caen, se marchitan y desaparecen.
Es momento de ayudar
a que los comportamientos de violencia provenientes de patrones aprendidos,
sean cambiados. Es hora de que el agresor deje de tener el control ¡Ayudemos!
Comentarios
Publicar un comentario